viernes, 21 de junio de 2013

Ciudadanos de primera y segunda clase

No solo pasa en muchos países del mundo, en Colombia desde hace rato es deporte nacional, incluso podría decir que en mi país nos podemos ufanar de ser campeones en eso: Determinar y diferenciar el ciudadano de primera clase del de segunda.


Acá el extranjero es de primera clase y nosotros los ciudadanos de ultima.

Y no quiero que me malentiendan, ni lo vean como un nacionalismo mediocre, considero que tanto afuera como dentro del país todos somos iguales, pero en Colombia nos caracterizamos por tender con alfombra roja después de unos buenos lambetazos el camino de nuestros visitantes extranjeros.

Y eso esta bien mientras no atente en nuestro sentido.

Bueno volviendo al tema central: en Colombia un extranjero es secuestrado, robado o incluso asesinado y no es raro, por mas que lo ocultemos somos un país violento e inseguro, como muchos otros en el mundo, pero cuando un extranjero pasa por estas penurias que en realidad son lamentables y no deberían suceder, se activa el sistema político, seguridad y de garantías nacionales para buscar, castigar y hacer defender en tiempo récord sus derechos.

Pero si el ultrajado, robado, violado, asesinado o mutilado es un colombiano, tristemente pasa a convertirse en un numero mas de la corrupta y desgastarte cifra de crímenes sin resolver, por que en este caso se aplica el calificativo de segunda clase.

¿Por que? No lo se, tal vez por que con una respuesta silenciosa o descarada por parte de las entidades del estado se culpa a la victima colombiana y se determina que es merecedora del delito, por estar en el lugar y horario equivocado, e incluso se termina por defender al criminal, mas cuando la criminalidad en muchas ocasiones permeabiliza al estado y sus estructuras de seguridad.

Señores gobernantes no se rasguen las vestiduras ante el mundo ocultando el grave deterioro y la criminalidad rampante que existe en nuestras ciudades y campos cuando muere o es victima un extranjero, mejor límpiense la cara y quítense el maquillaje mediocre, para realizar bien su trabajo: garantizar seguridad y justicia para todos.

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