¿Acaso con los cadáveres de policías, guerrilleros, campesinos y
soldados podremos tapar la podrida situación de un país decadente?
Acaso la maldición propia de nuestras lenguas fétidas ávidas de enumeran
las múltiples bellezas de nuestro decadente nacionalismo, permiten ver que en
verdad no somos más que un terruño poseído por seres inanimados, ávidos de
sangre y maldecidos por nuestras generaciones de cachiporros y godos, que solos
se tragaron la tierra para eructar asesinatos, desaparecidos, secuestro y
matanzas; Ese correr endemoniado propio de una guerra donde las cruces las
pones los de apie y los poderosos y sus familias se ríen a carcajadas
mientras degluyen un vino francés o se alimentan con las carnes del ganado que
devora el poco campo que queda.
Es pues menester de los pocos cuerdos que quedamos, demostrar que
esta nación no es más que una mentira apropiada por muchos en una
camiseta amarilla o por el trasero movedizo de una cantante en su concierto.
Para que carajos sirven los muertos?
Para alimentar el poder de sanguinarios y el estatus quo de muchos que
garantizan el futuro de sus hijitos, y obviamente en tramar una enredadera
donde el futuro sea cada vez más negro e imposible de disolver protagonizado
por “señores” de izquierda y derecha que en últimas se alimentan de la misma
sangre siendo evidente que la raíz va más allá.
¿Quien pone los muertos?
Los cadáveres son devorados por moscas y cámaras para quedar archivados
en noticieros y portadas de periódico en la carnicería, pero en ultimas los
muertos son pobres con botas pantaneras y gringas, con tenis y alpargates, solo
ser un ciudadano te garantiza que la muerte te consuma para devorarte y si tu
muerte es digna de salvajismo ocupar uno o tres minutos en el noticiario.
¿De donde viene la guerra?
Muchos dicen de la droga, de la mala distribución de las tierras, de la inequidad,
la ignorancia y pobreza, pero en ultimas de todo lado ser colombiano se nos convirtió
en sinónimo de violento, narco, ilegal, prostituta y pobre ignorante, y nos lo creímos,
mas de 70 años de publicidad barata y realidad rompiente termina por darnos la razón
y tragar del plato de la tristeza, solo siéntate a mirar la tv y te darás
cuenta de lo bajo que puede ser.
La luz al final del túnel
¿Habrá luz para este valle de lagrimas? si todo tiene solución y no me
refiero a que Colombia sea devorada por un terremoto de la correa de fuego o
que una epidemia borre la cultura colombiana de la faz, no, tal vez estas
posibilidades sean propias de un final hollywoodense para tanta desgracia pero Colombia
tiene posibilidad de un cambio,
Tres formas y tres salidas:
Consideremos tres formas de romper la miseria
que nos rodea, que incluso no son novedad:
- Ser sinceros y mirar nuestro
pasado como lo que es: pasado, sentarnos como pueblo no como gobierno ni
como guerrilla y narcotráfico y mirar que juntos cambiamos todo si
queremos, sino para que, estamos vivos y aun la muerte no nos ha
arrastrado por tanto hay esperanza en decir lo mal que estamos y dejar de
pensar que la bandera de estrellas nos salvara o que un milagro hará que
nuestros pecados abominables de nuestra pereza, nuestra ignorancia y la
falta de hermandad nos ha llevado a comer tierra de nuestros muertos. Ser conscientes es el primer paso
decretar y enunciar que somos una sociedad enferma y que merecemos un
cambio.
- Reconstruir la nación como
nuestro hogar porque en ultimas nuestros muertos son de todos sin importar
la militancia que hayan profesado, nuestros inocentes son todos sin
importar que sean campesinos, profesionales y obreros, hombres niños,
niñas y mujeres, adultos jóvenes y viejos, nuestros muertos somos todos,
la muerte del indígena, del negro, del blanco y del trigueño es nuestra
muerte, su mutilación, su secuestro y su desaparición es nuestra muertes,
juntos morimos con cada asesinato, desaparecido y desplazado por tanto el problema nos atañe a todos tanto en
la ciudad como en el campo y es de todos trabajar por el cambio.
- Aferrarnos a nuestras
creencias sean las que sean, desde que produzcan bien, y trabajar duro por
un país mejor donde esté presente sangriento no sea más que un mal
recuerdo, basado en un nación que garantice educación, salud y casa para
todos, un país donde la justicia sea equitativa y ecuánime, una nación
donde ser colombiano sea valorado por el colombiano, que podamos conocer
cada palmo de nuestra nación y se garantice el trabajo y la buena remuneración
de nuestros campesinos y clase obrera, un país forjado en la posibilidad
de generar empresa donde se garantice el trabajo y el respeto a ella, una Colombia
verde de punta a punta fiel a sus principios de orden y libertad, que proteja
y defienda la protección al medio ambiente. Una nación nueva producto de nuestros deseos.
Realizando
estos pasos y sus pasitos, podremos dejar de lado este triste amanecer donde
caen cada día mas inocentes y la muerte nos cubre con su manto, porque solo
soñar es el comienzo para empezar un cambio.