martes, 23 de abril de 2013

Estamos en la....


Es la frase decadente y repetitiva de muchos bogotanos, cansados de una ciudad sumida en el desorden y el caos administrativo, ecológico y social.



Pero no todo es perdido, Bogotá por demás es el centro económico, financiero y administrativo de un país que lleva más de 50 años de guerra no existente como lo narra el estado y es la segunda democracia más vieja del mundo moderno. por lo tanto vale preguntarse qué hacer para no seguir asi.

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¿Pero que hace que Bogotá esté así?

La respuesta es simple: falta de identidad.

Carece de identidad, Bogotá es de todos y de nadie, a esta gran urbe llegan cientos de personas de muchos lugares en busca de un lugar, pero no en busca de una identidad. vienen a buscar un trabajo, un espacio pero como langostas solo buscamos en la individualidad crearse un lugar en el inmenso engranaje.

¿Porque no hay identidad bogotana?

Solo durante una alcaldía se trabajó en la identidad bogotana, pero esta se sigue diluyendo en trancones e inseguridad. Tres focos mantienen este síntoma:

  1. Falta de visión: Nadie imagino una ciudad y cuando estaba constituida la muerte de un caudillo la arrasó y desfiguro para siempre, Bogotá no fue planeada y en medio de su entropía, barrios de invasión y centros comerciales confluye una comunidad que no se apropia ni en su imaginario colectivo una mejor ciudad; solo como entes o al mejor estilo de los muertos vivientes la habitan dia a dia.
A bogota nadie la ha imaginado o muy pocos lo han hecho, pero su trabajo se desdibujó entre administraciones mezquinas que no ven su tiempo en el Palacio de Liévano como la construcción de lo bueno y el mejoramiento de lo que reciben, sino como la destrucción de lo que se dejó.
Para ellos tengo ejemplos claros: Lucho no adelantó las troncales de Transmilenio porque consideraba que no servían, Peñaloza no siguió la cultura ciudadana, Samuel pensó que las contrataciones eran algo más y nuestro actual alcalde producto de un partido que se constituyó en 2 meses no sabe que quiere ni para dónde va.

  1. Falta de organización: Sabemos que la alcaldía no lo es todo, cada localidad tiene una alcaldía menor y estas se subdividen en zonas más pequeñas administrativas, pero ¿cuántos de nosotros estamos atentos al trabajo de las juntas comunales o a las JAL?, muy pocos y es que en colombia el término política fue expropiado por los corruptos, enajenado para el ciudadano de a pie y con la ignorancia garantizando su estatus en el poder.
Por eso a mucho nos da pereza hacer parte y ayudar a organizar y exigir, nos gusta mas criticar y pensar que todo se soluciona con decir lo malo.
Bogotá creció de forma desordenada pero eso no implica que lo siga siendo, debe tener una clara política respecto a su crecimiento, respecto a sus sistemas de transporte, respecto a sus vías, sus servicios, su responsabilidad social y ecológica, pero incluyendo a todos sus ciudadanos en el cuidado y construcción de una ciudad que nos solo es cemento y pavimento sino vida.
  1. Falta de cooperación: Es cierto las grandes urbes nos impulsa a desarticularnos como sociedad y volvernos masa, pero independiente de ello, somos personas que compartimos y somos usuarios de una ciudad no propietarios y es que en la conciencia del préstamo esta la solucion, la ciudad no nos pertenece es una responsabilidad para el futuro, si queremos una ciudad mejor debemos ser conscientes de 5 puntos para su construcción positiva:
    1. Participar activamente con nuestros actos en el cuidado de todo lo que hace parte de la ciudad sabiendo que de su cuidado se garantiza una ciudad mejor para el mañana.
    2. Participar y decidir con conciencia en las decisiones de nuestra localidad, barrio y ciudad, no con las pasiones sino con el conocimiento de lo mejor para la ciudad, o acaso ¿ no estamos cansados de la inseguridad, de los trancones y de lo huecos?
    3. Ser concientes que con nuestros impuestos garantizamos los recursos económicos para crecer, pero también ser conscientes que la fiscalización de estos es responsabilidad de todos.
    4. Enseñar a nuestros hijos lo anterior como un dogma para garantizar el crecimiento y garantía de lo vital para una existencia clara hacia el futuro.
    5. Denunciar y ser parte del cambio con propuestas desde nuestras casas, un pequeño acto cambia todo, apoyarnos junto con el vecino para crear un entorno seguro, mejorando nuestro entorno.

El objetivo es claro: una bogotá más organizada con una población comprometida será una mejor ciudad y sin importar los alcaldes, ellos se verán no como mesías, sino como administradores y garantes de las necesidades de una voz mayor: la ciudadanía.