martes, 27 de diciembre de 2011

Si tienes eres



Hoy ser es tener y tener es ser, esa es la ley del mercado, una identidad que se nos volvió vida y que sin darnos cuenta se compenetro en nuestro inconsciente.

Es solo caminar por las calles para darnos cuenta que solo si tienes con que comprar eres, en cambio la tristeza y la lastima de seguro nos invade.

¿Como llegamos a esto?

No se puede definir si es bueno o malo lo que sucede, pero de seguro la dependencia hacia lo material y la definición de nuestra existencia y razón de ser a partir de esta, como única forma de satisfacción, es lamentable.

De seguro llegamos aquí después de muchos años o incluso milenios que se concentraron en una forma de vida interiorizada e irrebatible durante los últimos 100, pero ¿como empezó? ¿por que existir se define desde el tener?

El tener determina que si posees y entre mas sean las cosas que poseas incluso personas, mas poder y valor tienes, dicho valor no es propio de hoy viene de antes, desde reinados y formas de poder estructuradas desde nuestra "evolución".

Pero esta tenencia se convirtió en dependencia, incluso en una enfermedad: consumismo, y es aquí donde sólo somos en la medida que hacemos o efectuamos el hecho de poseer, así sea por un momento, y el disfrute se centra en ese instante de felicidad, que por demás es efímero y desaparece cuando aquello poseído desaparece o la sensación que nos genero se esfuma.

Consecuencias:

Las consecuencias son dos grandes y obvias:
  1. Deseo inconcluso e insatisfecho donde al desear poseer ese sentimiento u objeto de nuevo quedamos inmersos en un laberinto de sensaciones, que solo se alimenta de poseer de nuevo, ejemplo comprar un carro y después querer otro de mayor gama y poder, tener un juguete y después querer otro por que el anterior ya no cumple con su objetivo, conviritiendonos en cazadores e esas sensaciones a través de la adquisición así esto nos lleve a la bancarrota o negocios poco legales.
  2. Supervaloración por lo poseído y devaluación de quien lo posee, solo somos en la medida en que poseemos, sino no somos nada, la existencia comienza a ser apropiada por lo poseído, terminamos siendo dependientes de una marca, un estilo de vida, un sitio que visitamos, una comida, un lujo, el objeto poseído pasa a ser el poseedor de quien lo adquiere, pero solo desde la sensación pasajera de satisfacción que produce mientras llega la nueva oleada de necesidad, sus consecuencias obvias y visibles: obesidad, anorexia, deudas impagables, pobreza, etc.
Pa´donde vamos

A este paso nuestros hijos ya lo demuestran, ellos dependen de su televisión, videjuegos e Internet para sentirse entretenidos, dependen de los contenidos de otros, de los objetos que le rodean como garantizador de su felicidad y entretenimiento.

Nosotros también, dependemos de todo cuanto nos rodea incluso si nos quedamos sin celular o sin plata para ir a ese restaurante que nos gusta, la tristeza nos acoge, y eso es dependencia que nos impide ver lo importante: nosotros mismos y nuestra labor en este pedazo de tierra girando en el vació llamado tierra.

Nuestro consumismo alimenta la desigualdad y la contaminación, entre mas tenemos mas queremos, y entre mas tenemos mas contaminamos.

Es momento de pensar como liberarnos de este yugo y así liberar nuestras mentes de su dependencia para ser felices desde lo poco y garantizar así nuestra supervivencia en respeto con los demás.