Es inverosímil
pensar que tarzán negara a su más valiente amiga, esa que le defendía con un
banano de los cazadores blanquecinos y con sombreros ingleses dispuestos a
llevarle como trofeo, como podría tarzán en medio de su vocabulario limitado
aunque sea pronunciarle un adiós a chita.
Pero en
colombia el tarzanesco presidente que tenemos si cometió la ignominia de
negarle la existencia a su frankestein ese que entre risas y reuniones
exclusivas le abrió la puerta una vez más, a la corrupción que camina invisible
y muy despierta por los pasillos de ese magnánimo y romano edificio en el
centro de nuestra capital.
Y así
lo hizo nuestro personaje, no solo se rasgo las vestiduras al mejor estilo de
los fariseos y sacerdotes en película de semana santa sino que negó su
paternidad y culpo completamente del adefesio a su entonces amigos en el
congreso.
¿Qué se
puede esperar de un ser tan desalmado que le niega el apellido a esta
criaturita? Pues no se nos haga raro que su cambiedad y su falta de carácter termine
por negociar algo más que la nación.
A mí
este personaje me genera una mezcla extraña de piedad y dolor, piedad por su
cara débil pero regia en muchas de sus facetas y dolor por que lo veo como un títere
de su imagen, bien mi voz interior me avisaba que ese show mediático de su posesión
presidencial con indios de la sierra y todo, no era más que el inicio de un
reality show lastimero donde los paganinis somos todos.
Pero bueno
no todo es la culpa del tarzán criollo con apellido delfinesco, también del
equipo colaborador, esos mal llamados padres de la patria, que niegan leyes
contra los violadores y los conductores ebrios, pero que si tramitan con alegría
leyes para sus corruptos amigos incluidos los del espejo.
¿Qué se
puede esperar de una estirpe producto de años en poltronas de cuero, Que como
aves de rapiña solo esperan beneficios y premios a cambios de vender sus conciencias?.
No todos son así pero si una gran mayoría y lo más triste es que dichos seres también
son productos de un pueblo que vende su voto con un tamal y una cerveza animada
con ambiente familiar, tal vez eso que el pueblo merece sus mandatarios no es
tan erróneo.
En fin
solo nos queda comer las palomitas y esperar que “el retorno del rey“ese que
solo le falta corona, no termine con empeorar con su egocentrismo lastimero y
sentido dictadorzuelo de isla, termine por darle estocada final a un país desangrado
por la miseria, la falta de oportunidades y la violencia productos de las
narices gringas y las diferencias “políticas” que de fondo solo guardan cadáveres.