miércoles, 8 de enero de 2014

Los muertos de la pobreza

Hace unos días falleció una familia completa en Bogotá, compuesta por una pareja joven y sus dos niñas de 3 y 5 años, todos producto del escape de gases de una estufa, la misma que compartía espacio con el baño y las dos camas en una habitación de un inquilinato.


Es triste que pase y no solo eso sino su efecto consecuente de una nación donde familias como estas se ven avocadas a vivir en espacios reducidos y remedos de vivienda.

Acá en Bogotá y muy seguramente en muchos lugares del mundo, las ciudades se dividen en dos grandes bloques, uno donde hay casa tipo mansión donde a duras penas lo habitan 3 personas, un adulto mayor y la servidumbre, mientras que otro aun mas grande es un bloque de casitas que se extienden hacia el cielo arrinconadas unas contra otras, con tejados laminados aferrados por ladrillos, callecitas polvorientas y mínimo 3 familias completas de mas de 8 integrantes que comparten espacios en una casa.

Definitivamente esto no se arregla con un anuncio televisivo de un millón de casas como lo hacen muchos presidentes, sino con un derecho evidente al techo, que todo colombiano para el caso de mi país, llegue al mundo, siendo dueño de un hogar, y que su adquisición sea accesible y no exacerbado por los intereses bancarios, descentralizando la población, los recursos y que las viviendas, bajo un plan de desarrollo con viviendas dignas y no cajitas de fósforos, con servicios esenciales, vias de acceso y por supuesto transporte publico moderno y efectivo.

Se que es mucho pedir ya que nos vendieron la idea que somos una nación pobre, pero lo que vemos día a día en los noticieros nos demuestran lo contrario, cuando roban que da miedo nuestros padres de la patria.