Ay juemadre me estoy derritiendo!
Se evapora mi vaso de agua en el escritorio, todo se ve caliente, un halo de transparente baho inunda mi visión, veo con temblor la lejanía, Bogotá deja de ser la nevera para ser ahora el microondas de las cordilleras.
¿Que sera?
El clima esta loco, o ahora si nos llego el final, bueno claro esta que después de tanta llovedera es bueno un solecito así sea para tostar los cuerpos ranudos de quienes vivimos en esta capital desordenada y católicamente enigmática.
¿Hasta cuando?
No se puede especificar hasta cuando y cuanto calor falta por subir, menos confiar del ideam que en ultimas es mas fiable el indio amazónico o un brujo de esquina.
Tal vez sea el comienzo de nuestro destino tropical, aunque por las mañanas el clima es otro: heladas inclementes te dejan los cachetes como de golpiza, estos extremos enferman dicen las abuelas y las mujeres aligeran su vestimenta con el calor, nosotros los hombres nos cocinamos en vida, menos mal no uso corbata, hace rato le pase carta de despido.
El problema
el calor te deja tonto, te aboba y te adormece pero también te da tardes soleadas y cielos azules, alegría que inunda y nos hace añorar una fría al borde de una piscina.
En fin...
Que carajos vivamos el calor y miremos asombrados los incendios que se pueden producir, pero también pensemos que con el tiempo no falta que la nieve y el calor inclemente se junten en la sabana bogotana.
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